Ojalá pudiesen meterse dentro de mi cabeza, pasar un solo día viviendo mi vida, experimentando mis sentimientos. Siento que me estoy volviendo loca, que ya ni si quiera se quien soy, que hago en este mundo.
Y ahí me encuentro. Cara a cara. Intentando expresarme con cuatro pares de ojos mirándome fijamente con miradas penetrantes; miradas que atraviesan el alma como si se tratasen de cuatro navajas afiladas. Y yo lo siento en el corazón, pero en esas condiciones no consigo que nada coherente salga de mi boca, ninguna palabra es suficiente para expresar todo lo que llevo adentro. Ni si quiera yo soy capaz de entender lo que me sucede, ni si quiera comprendo que soy ni que hago con mi vida.
Buscan que sea la persona perfecta. Que lleve unos resultados académicos excelentes, que mi vida social no sea ni demasiado amplia como para distraerme, ni demasiado reducida como para retraerme, quieren que sepa de educación, cultura, salud. Que sea especial, pero que ello no predomine mi vida, que consiga todo lo que me proponga pero sin obsesionarme con ello, que deposite mi confianza en ellos, pero sin recibir nada de la suya a cambio...y todo ello manteniendo un estado general maravilloso. Igual me consideran algo parecido a un robot.
Ya no se que hacer para solucionar todo esto. No se que decir, que hacer, o que dejar de hacer para que esta situación acabe; no tengo ni idea de como poner fin a esta nueva vida.
Lo único que se, es que ya no puedo seguir viviendo así, que nada merece la pena últimamente. Siento que vivo por obligación, nada me motiva a continuar mi vida, nada es suficiente para seguir fingiendo algo que no soy.
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